viernes, 22 de junio de 2012

Con los ojos vendados

 De lo normal, todo cambia. Me senté a observar la vida, que en realidad no era vida, solo veía que se me pasaba mi vida, tampoco me importó, pues mi mente siempre fue pequeña y se cerró a lo desconocido. Sentada en las penumbras aprendí lo malo de los seres humanos, también aquello que los atosiga, sus vidas agitadas y el pasar de las horas, aquellas horas eternas que para ellos son solo segundos.
 Sus años pasan rápido, se pasa su vida y la mitad de sus vidas se dedican a ganar dinero, para que al final puedan revolcarse en él, pero se dan cuenta que ya están viejos y sus huesos ya nos son los mismos que al comienzo. No suelen disfrutar la paz y tranquilidad pura, pues no entiendo si en verdad les gusta estar presionados por aquellos que los reprimen, por aquellos que les dan dinero a cambio de interminables horas de trabajo cada año. En realidad no disfrutan nada, solo el placer de tener dinero en sus manos.
 Quizás sus vidas sean algo aburridas o mal vividas, pero no tengo porque hablarles mal de la vida ajena, solo estoy hablando de lo que veo.
 En aquellos veo ojos de vida cansada, de rutinas rutinarias, de vidas sin gracia, ojos de vida fácil, nacer, crecer, formarse, y morir. Veo el pasar de sus días como en 1 hora.

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