domingo, 17 de junio de 2012

No vivimos en él.

 Mi vida suele ser algo lenta, calma, y con vista hacia todo lo que me rodea.
 El viernes pasado hice un interludio para estar junto a los mío, salimos a cenar, y como de costumbre estaba observando lo que me estaba rodeando en ese momento, mientras esperaba mi cena que ya llevaba 15 minutos de demora. Aún así no hubo problema alguno, pues me daría mas tiempo para hablar y seguir observando con detalle. 
 Hasta ese momento no hubo nada fuera de lo común de un restaurante, algunos comen, otros piden la cuenta, entra gente, hay extranjeros, sale gente, mozos atienden, limpian mesas, mientras otras personas utilizan Internet.
 Luego de cenar, un par de charlas con los míos. En eso, mi vista nuevamente se puso a mirar lo que había a los alrededores, y me posé en mirar una pareja que no sé si estaba comenzando a cenar, el asunto es que habían pedido 2 platos, uno para cada uno, como normalmente la gente hace. En ese mismo momento veo que me habían dejado en la mesa que yo estaba, una de esas tarjetas que venden los chicos de la calle, la leí, y volví a subir mi cabeza, en el momento veo que la chica que estaba vendiendo tarjetitas pasa por una mesa y era la de la pareja, ellos le dice que se siente y la chica se sienta, en ese momento el chico le da su plato y la pareja se pone a compartir el plato de la chica de la pareja. Entonces quería decir que le habían dado un plato de comida a la chica de las tarjetitas. 
 Ellos terminaron rápido, pidieron la cuenta, pagaron, y momentos antes de retirarse e irse, le dijeron 
-Comé tranquila
 A lo que ella sonrió, pero no pudo hablar. Entonces, ellos le dejaron algo de plata y se dirigían hacia la puerta, luego se fueron.
 Yo me quedé algo boquiabierta, mientras observaba a la chica de las tarjetas. Estaba asombrada por el buen acto de aquella amable pareja de novios. Al menos supe entender que no todas las personas forman parte de Babylon, aún así si todos vivimos en él. 

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